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Porque sos dulce, aunque tu antesala sea cruel. |
Estoy
preparado para dar una nueva función repetida, tengo el sombrero negro y
largo de donde saco conejos, un bastón para los respectivos toques
mágicos luego del ABRAKADABRA! el bigote bien acomodado y mis líneas
memorizadas para realizar nuevos trucos. Estoy listo para actuar, es
decir, estoy listo para mentir convenciendo. A eso me dedico parte del
tiempo, a entretener a un público que me paga para dejarse mentir, lo
hago sólo para poder comer y darle paso a mis antojos mortales, para
comprar vino, fumar cigarros, comprar verduras, condones, carnes y
cereales, adquirir libros nuevos y usados, pagar moteles satisfaciendo
mis placeres. Sin embargo, fuera del escenario, me quito el bigote y el
sombrero, cambio el bastón por la razón y otras veces por la intuición,
dejo de generar ilusiones y comienzo a señalar realidades de la relación
entre el mundo de las ideas, la consciencia del hombre y el mundo de la
materia; hago magia con la palabra, el pago que recibo es una pizca de
soledad, conciencia de la aberrante naturaleza humana y satisfacción
interna de creer que es mi verdadero camino el intentar derribar las
murallas construidas por nuestras concepciones del mundo, y ayudar a
quitar la incapacidad de otros para mirar sobre esta muralla hacia el
mundo real; sé que primero he de luchar contra las propias.
He
dado varias funciones, y no fue hasta hace poco que caí en la
consciencia de tu presencia dentro del público, se cruzaron nuestras
miradas y entonces reconocí algo de mi sombra en tu sombra, algo de mi
sueño en tu sueño, algo de mi frío en tu invierno, desde ese momento no
he dejado de pensar en vos. Capturaste mi mirada y me quemaste las
entrañas, cuando mis ojos te vieron y tus ojos me re-conocieron, se me
aclaró este juego truculento, no hago otra cosa más que jugar un juego
humanístico que es ser yo mismo, y al mismo tiempo muchos otros. Ese día
sin hablarme, hiciste un cambio poderoso en mí, dejé de intentar ganar,
y comencé a tomar con más serenidad este juego, ahora lo disfruto y sé
que nadie pierde, sólo se gana (aunque para ello hay que estar dispuesto
a dejar ir, que no es lo mismo que perder).
No
te me borrás de la mente, aunque estás distante, estás. Cuando veo al
espejo veo tu reflejo, y descubro entonces que no tengo alma, que aunque
tenga ropas para vestir siempre estaré desnudo, que no he vivido una
vida, sino muchas; te re-conocí ese día y luego modifiqué mi rutina,
comencé a construir personajes creando un segundo plano: Improvisé!
Comencé a ser un auténtico actor, a pertenecer a esa raza indomable que
representa los anhelos y fantasmas del inconsciente colectivo.
Gracias
a tu calor, tu aroma y a que desde que te siento cercana ya no existe
para mi la conciencia de la objetividad, pienso que Todo en la creación y
en la naturaleza es esencialmente subjetivo, que cuando sueño en
regresar a aquél lugar donde te vi por primera vez y allí es donde a la
vez soy escenario, actor, gerente, autor, público y crítico. Así de
impactante sos para mí, me atraés tanto que me siento derretir cuando te
pienso porque mi cuerpo se calienta, y tenés esa esencia única que
también me provoca un frío glacial que me hiela hasta los huesos.
Me
pregunto, ¿Cómo lidear con mi ego y el temor que me provoca pensar en
vos?, ¿Será tan necesario gastar tanta energía el pensar que estar
contigo sería como retirarse, hacerse a un lado, ocultarse un momento,
estarme quieto, pasar el aire de una orilla a nada y estar en todas
partes en secreto?. Pienso en vos, me asusto, se me conturba el corazón,
sudo, me gastás mucho del pensamiento nocturno, y en mis delirios al
imaginar tu silueta me recorre una electricidad por la espalda que me
hace saltar, el saber que me tomarás de la mano me apasiona, me encanta,
pero también me desgasta. Me sabe mágico, tenebroso, oscuro, y dulce el
encontrarnos, es que parecés tan perfecta y perversa, por eso me
apasionás!
Pronunciar
tu nombre a veces me quema los labios porque no sos mía, y tampoco me
interesa que lo seas, porque yo no soy tuyo tampoco, y jamás lo seré,
sos mi amante casual y por eso no sé la cantidad de veces que hemos
dormido y amanecido juntos, yo pienso solamente en nuestro próximo
encuentro, y lo he fantaseado de tantas formas, de muchos colores, y
diversas sensaciones; ahora no nos podemos tener y ambos lo sabemos,
pero también ambos sabemos que tenemos el deseo, y que pronto dormiremos
juntos nuevamente, con las piernas entrelazadas y despertaremos en
algún lugar, si, en algún lugar.
Sos
mi amante casual, y por el momento convivo con mi otra amante, es que a
ella la engaño con vos, y a vos te engaño con ella. Hay algo misterioso
en tu ser que me atrae, sé bien que mi intrepidés y mi curiosidad nos
hace acercarnos cada vez más, nos frecuentamos y de vez en vez me gusta
burlarme de vos, también me gusta hacer como si te acaricio, y cada vez
que tengo un orgasmo te siento plenamente y me acerco a tu esencia, te
festejo cuando así sea; aunque no me gusta cuando jugás conmigo, que
mezcla tan perniciosa de desdén e ironía. Como diría Sabines: Siento
como que me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro, sabes
lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo.
Me
inquieto! Te quiero decir mi amada, pero no me atrevo, sin embargo, yo
sé que no será necesario decírtelo, porque seré contigo y tú conmigo;
que cuando se me atraviesa el hábito peligroso de olvidar que no sos
muda, escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del
silencio, escucho tu dulcísimo llanto recordandome que harás florecer mi
silencio gris. Me recordás el mar, en tu centro una isla diminuta, a
la que bordeás cantándole noche y día tu canción sin fin hasta que de un
bocado te la tragás, le apagás los ojos, la rejurgitás para luego
escupirla.
Ay!
Son ustedes mis dos amadas las que embebido de placeres, pensamientos y
agridulces tormentos me tienen, vivo en un constante delirio, recuerdo
que en voz alta le confesé esta aventura a una planta verde y buena
amiga, ocurrió una medianoche a medidados del pasado verano, lucían
pálidas las estrellas tras el potente resplandor de una luna clara y
fría que iluminaba el jardín y sus flores, estaba rodeada de doce
planetas. Detuve mi mirada en su sonrisa helada –demasiado helada para
mí- una nube le puso un velo, que después de estar hablandole por largo
rato, se convirtió en espejo, y fue cuando se quitó ese velo, que a
ambas las vi, las vi reflejadas en mis rostro, una en cada ojo.
Vos
mi amante perversa y juguetona, repito, tenés un aire que me atrae con
mucha excitación, en cambio mi otra amada, es menos juguetona, tiene
apariencia de cruel y sádica pero tiene una dulzura escondida que es la
única que me hace pensar que en verdad existe el amor, cuando es así,
amo y todo se parece a lo que amé una vez, triste, más triste que antes
porque algo se fuga en la misma fuga de siempre. Sin embargo, me gusta
estar con ella, me está gustando es más, creo que sin ella se angosta el
espacio y falta el aire en los rincones íntimos, con su compañía es
imposible perder sonrisas y simpatías, porque al fin y al cabo es dueña
de un tiempo que no se mide con reloj; la quiero tanto que se me ocurre
sus dientes clavados en mi aire, se me ocurre su aliento en mi cuerpo,
sus labios en mi corazón, se me ocurre su esencia en mi vientre, y no se
me ocurre decirle que la quiero porque resulta obvio entre silencios y
palabras opiniones sobre lo que realmente no me importa, ni me ocurre.
En un mar de insinuaciones nos perdemos con palabras silencionsas,
palabras que evaden nieblas frente a nuestro firme deseo, desvestir
transparencias.
En
fin, podría hablar hasta el cansancio de ellas pero esta mente finita
me dice que no puedo quedarme en las cosas eternas, me recuerda que
tengo sangre, que tengo pies, adioses en el pelo y olvido en los ojos.
Entonces dejo las letras en este momento y me covierto en el viento de
la noche, uniéndome al éter del universo para recordarme que sí soy
eterno.