lunes, 22 de abril de 2013

Un Padre Suyo.

 




Padre nuestro (?) que estás en el cielo;
A veces te siento ausente de esta tierra,
Me pregunto, ¿y si fueras mujer?
Como diría Benedetti: qué lindo escándalo sería,
Qué venturosa, espléndida, imposible,
Prodigiosa blasfemia.


Santificado sea tu Nombre;
Sea: ¿Alá?, ¿Dios?, ¿Hunab kú?, ¿Gran Otro!?.
¿Y es que al final quién posee la verdad?
Yo elijo, buscar y encontrar mi única y propia verdad.

Venga a nosotros tu reino;
Que venga, yo no estoy presuroso a encontrarlo,
-primero tendría que intentar buscarlo-
Estoy de momento buscándome, reinventándome, resignificando-me.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;
En el cielo con los astros azules,
En la tierra con la naturaleza,
Sí, hágase tu voluntad en ello que yo por mi parte haré la mía:
Eligiendo, decidiendo, disfrutando, viviendo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
Y que aquél sacerdote comparta el vino añejo de la eucaristía,
¡Por favor!,
Que el pan sin bebida es comer en agonía.

Perdona nuestras ofensas;
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
Decime, ¿qué considerás una ofensa?
Por ejemplo, ¿dudar de tu existencia?
Sabés que nunca me han ofendido,
Sin embargo, si me han herido y eso no se sabe perdonar
Porque estoy seguro que tampoco se sabe olvidar.

No nos dejes caer en la tentación;
¿En cuál de todas?
yo elijo caer en aquella tentación andante,
tentación que camino con pasos silenciosos,
y caminando en placeres disiparé sensaciones,
cabalgando, en mi deseo. Andando.

y líbranos del mal.
Del mal de no pensar, de no utilizar el albedrío,
De los escombros elegiré el que me guste,
Unas veces azules cielo despejado.
Para cuando sueñe paraísos,
Otras el negro oscuro,


Todo esto porque en esencia el sujeto y su pensamiento,
Creo, no es sujeto a ser encadenado, ni atado.

 a-dios.

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